Qué pasa con los pies

Estas semanas siguientes vamos a hablar de un problema que a veces en verano nos trae de cabeza: los pies. El paso del calzado de invierno al de verano, el uso de sandalias, el caminar más a menudo descalzos en la playa o en el campo… en ocasiones nos trae consigo la aparición de ampollas rozaduras o incluso úlceras.

Aunque no es un problema exclusivo del verano, ya que también calzado estrecho, modelos muy rígidos o existencia de costuras o adornos pueden producirnos esos problemas incluso en invierno.

Tener una rozadura o ampolla en el pie es molesto, además de ser una posible puerta de entrada a las bacterias y poderse producir una infección. Cuando además se asocia a diabetes el problema puede agravarse.

En las entradas de febrero y marzo hablábamos de las complicaciones de la hiperglucemia y comentábamos una entidad que se llama “pie diabético”

¿Qué es el pie diabético?

El pie diabético es una complicación derivada del daño prolongado a los nervios periféricos y a los pequeños vasos del pie por la hiperglucemia mantenida o por la evolución de la diabetes. 

No todas las personas con diabetes presentan un “pie diabético”.

Hay personas con diabetes y pies sanos. También hay un estado previo al pie diabético que llamamos pie diabético de riesgo, que es aquel en que ya aparecen signos que indican que debemos mantener una atención y cuidado especial si no queremos que evolucione hacia el pie diabético.

Cuando los nervios que llegan hasta el pie están afectados por la diabetes, se produce lo que llamamos la neuropatía periférica, que en la práctica se puede traducir en varias cosas. Una de ellas es la disminución de la sensibilidad. Así puede suceder que si llevamos un zapato que nos roce, la aparición de dolor nos avisa de que algo malo está pasando. Pero si nuestras terminaciones nerviosas están dañadas y no informan a nuestro cerebro que nuestras preciosas sandalias nuevas nos están haciendo daño, no nos daremos cuenta del problema hasta que tengamos una herida que sangre, o que sea tan importante que la veamos. También lleva aparejada una disminución de la musculatura del pie apareciendo deformidades o prominencias óseas.

Asimismo la alteración de la circulación produce entre otras cosas un menor aporte de oxígeno y nutrientes al pie.

Esto facilita que aparezcan lesiones ulceradas, especialmente entre los dedos, en las uñas o el talón. Cuando esto aparece es cuando decimos que hay un pie diabético.

En siguientes entradas hablaremos de cómo prevenir el pie diabético, las exploraciones que se realizan y los cuidados de los pies.

Los grandes vasos

Cuando hablamos de complicaciones macrovasculares de la diabetes, nos estamos refiriendo al daño que sufren los grandes vasos arteriales. Todas las personas inevitablemente, con la edad, vemos afectadas nuestras arterias; es lo que se conoce como arterioesclerosis. Las arterias sufren un proceso natural de envejecimiento que se caracteriza por diferentes cambios que provocan, entre otras cosas, pérdida de elasticidad y modificaciones en su diámetro. 

Aparte está  la presencia de placas ateromatosas que son placas de células y colesterol que se “pegan” a la capa interior de los vasos y producen “obstáculos” al paso de la sangre. Además, y eso es lo peligroso, esas placas se pueden soltar y viajar con la sangre, hasta una arteria cuyo calibre sea menor que el de la placa, produciéndose un tapón parcial o total al paso de la sangre. Las placas se formas sobre todo en los grandes vasos principalmente la aorta y las coronarias, carótidas, ilíacas y femorales. Este proceso no va tanto asociado con la edad sino con un proceso inflamatorio crónico en el interior de las arterias. 

Parece que en la diabetes, por diferentes motivos, este proceso inflamatorio se ve favorecido y la aparición de placas de ateroma es mayor y más precoz. Uno de los factores que influye es la presencia de cifras mantenidas de hiperglucemia por encima de objetivos. También influye la presencia de hipertensión arterial, aumento del colesterol en sangre, obesidad y el hábito de fumar. 

Dependiendo de a qué nivel se produzca el obstáculo al paso de la sangre arterial, pueden aparecer problemas en el corazón (angina de pecho, infarto e insuficiencia cardiaca), problemas en las piernas al caminar, o problemas cerebrales (ictus) 

Tanto para las personas con diabetes como para aquellos que no la presentan, la prevención es la clave en el tratamiento, siendo por tanto, objetivo primordial el adecuado control de los factores de riesgo: el colesterol y los triglicéridos, la hipertensión arterial y el tabaquismo, y adoptar cambios en el estilo de vida que reduzcan la obesidad y aumenten la actividad física. 

El mantenimiento de un control glucémico adecuado es importante también en la prevención de los problemas relacionados con esta complicación.

Como os digo otras veces, aunque no todos los factores dependen de uno mismo, hay algunos que sí. 

Llevar una dieta adecuada, hacer ejercicio, no fumar, y tomar la medicación prescrita sin hacer cambios sin hablar antes con vuestro médico. Acudir a los controles con vuestro equipo sanitario, y tomar decisiones que favorezcan vuestra salud.

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Puede parecer duro y complicado, y probablemente lo es,  pero cuando veáis que os faltan las fuerzas puede ayudaros pensar que estáis invirtiendo en calidad de vida. 

Y tú ¿Qué opinas? Me encantará saberlo. Escríbelo más abajo o en hablamosdediabetestipo2@gmail.com.

Muchos saludos.

Más complicaciones.

Estas dos semanas anteriores hemos hablado de las complicaciones agudas de la diabetes, entendiendo por agudas aquellas que se instauran con cierta rapidez y producen problemas que hay que solucionar de forma urgente.

A partir de hoy vamos a ver una serie de problemas que llamamos complicaciones crónicas de la hiperglucemia. Éstas son situaciones relacionadas con el aumento de los niveles de glucosa en sangre, aun en el caso de que no sean muy grandes, pero sí mantenidos en el tiempo. Cuanto más altos sean esos niveles de azúcar, o cuanto más tiempo se lleve con ellos, más posibilidades hay de que aparezcan estas complicaciones. También están muy relacionados con la existencia o no de otros factores como la tensión arterial elevada, el exceso de colesterol en sangre, el consumo de tabaco o el exceso de peso corporal. Su inicio es lento y pasa mucho tiempo, generalmente años, antes de que se manifiesten en diferentes síntomas. 

No siempre se puede evitar su aparición pero sí es cierto que un control glucémico adecuado la retrasa y ayuda a que la aparición de los síntomas sea más lenta. 

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Estás complicaciones crónicas generalmente se han dividido en dos grupos, las llamadas macrovasculares,  que son las que afectan a las arterias en general, produciendo enfermedad cardíaca coronaria, cerebrovascular y vascular periférica, y las microvasculares, en las que se incluyen aquellas en que están afectados los pequeños vasos del ojo ( dando lugar a la retinopatía), del riñon (nefropatía) y también la afectación de  los nervios periféricos que llevan las conducciones nerviosas entre el cerebro y las distintas partes del cuerpo y que se llama neuropatía. También se ven afectadas las encías y los dientes teniendo las personas con diabetes un mayor riesgo de padecer enfermedad periodontal, así como las células cerebrales (hay estudios que relacionan diabetes y deterioro cognitivo) y así mismo problemas en la piel.

Por ultimo, hay un problema que llamamos el pie diabético, que aparecería como consecuencia de la  afectación nerviosa y de los vasos sanguíneos, que es de gran importancia para las personas con diabetes y del que hablaremos también en su momento.

Estas llamadas complicaciones crónicas nos dan una visión de la importancia y la trascendencia del buen control.

Muchas veces, a las personas con diabetes no les preocupa estar por encima de cifras normales de glucemia pensando que “no pasa nada” porque se encuentran bien, no tienen síntomas, o a veces por miedo a una hipoglucemia prefieran mantenerse en cifras altas.

En otras ocasiones, se pierde la motivación o las ganas de cuidarse, en épocas más complicadas a diferentes niveles. Como decía arriba, cuanto más altos sean los niveles de glucosa en sangre y cuanto más tiempo se mantengan esos niveles altos más posibilidades de encontrarse por el camino con alguno de estos problemas.

Y qué se puede hacer…

Gran parte de la solución está en vuestras manos. 

Es imprescindible mantener la glucosa en las cifras adecuadas, con la alimentación adecuada, con el ejercicio y la toma de la medicación que os haya prescrito vuestro médico, acudir periódicamente a los controles que os fije vuestro equipo sanitario y no hacer cambios sin consultar, y también mantener “a raya” los otros factores de riesgo que comentábamos arriba (tensión arterial, colesterol, tabaco…).

Es un reto. 

Y tú ¿Qué opinas? Me encantará saberlo. Escríbelo más abajo o en hablamosdediabetestipo2@gmail.com.

Muchos saludos.

Cuerpos cetónicos

Hay otra complicación aguda producida por la imposibilidad de utilizar la glucosa de la sangre por las células.

Se llama cetosis y si se agrava se convierte en una situación urgente e importante llamada cetoacidosis diabética. Se puede producir tanto en personas con diabetes tipo1 como tipo2, aunque es más frecuente en las primeras.

En una persona sin diabetes, la producción de cetonas es la adaptación normal del cuerpo al ayuno. Los niveles de azúcar en sangre nunca suben demasiado, porque la producción es regulada por el equilibrio exacto de insulina, glucagón y otras hormonas (que es precisamente lo que falla en la diabetes). 

Sin embargo, en un individuo con diabetes, pueden desarrollarse niveles peligrosos y amenazantes para la vida.

Cuando no hay suficiente insulina, las células no podrán usar la glucosa como combustible e intentarán usar las grasas en su lugar. Las grasas producen como productos las cetonas o cuerpos cetónicos. Estos productos son tóxicos para el organismo si se producen y acumulan. Como no hay insulina, la demanda de energía a partir de las grasas aumenta y de forma progresiva los productos de sus metabolismo. Los niveles crecientes de cetoácidos hacen que el nivel de acidez de la sangre se altere de sus cifras adecuadas lo que es una situación de emergencia médica y exige atención médica inmediata.

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Es muy importante que alguien con diabetes tipo 1 comprenda la cetoacidosis, porque tiene el riesgo más alto de desarrollar niveles peligrosos de cetonas. Sin embargo, la cetoacidosis también puede ocurrir en alguien con diabetes tipo 2 si existe un incremento importante en la resistencia a la insulina (tal como en una infección o en un tratamiento con esteroides) o reducción en la liberación de insulina desde el páncreas.

Hay que saber identificar cuál ha sido la causa del problema. Si no se sabe que se tiene diabetes puede ser el primer síntoma, pero en diabetes ya conocida puede ser por tratamiento insuficiente o por estar mal o hacer mal el tratamiento: poca dosis de insulina o hipoglucemiantes orales insuficiente. También por una ingesta excesiva de hidratos de carbono, supresión de actividad física, estrés emocional, infecciones, pancreatitis, ictus, infartos, traumatismos graves, etc. O por la toma de fármacos con acción hiperglucemiante: corticoides u otros.

Síntomas

Los signos y síntomas de la cetoacidosis diabética suelen presentarse rápidamente, a veces dentro de las 24 horas. Como hemos dicho antes, para algunas personas, estos signos y síntomas pueden ser el primer indicio de que tienen diabetes. Ya hemos hablado de ellos pero los recordamos.

Es posible que notes lo siguiente:

Sed excesiva, necesidad de orinar a menudo, náuseas y vómitos, dolor abdominal, debilidad o fatiga, falta de aire, aliento con olor a fruta, confusión, coma…

En casos de cetosis leve e incipiente, detectada por la propia persona, el tratamiento puede llevarse a cabo de forma ambulatoria o, incluso, por la persona misma o alguien de su entorno, si disponen de los conocimientos adecuados: valorar cuál ha sido el desencadenante de la cetosis y corregirlo, ingerir abundantes líquidos y evitar el ejercicio físico hasta que la cetosis desaparezca. Las personas con diabetes, que han tenido una correcta instrucción diabetológica, son capaces de modifcar y adaptar la pauta de insulina a tal situación.

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En caso de que la cetosis no se corrija o empeore y, sobre todo, si aparecen síntomas y signos de cetoacidosis hay que trasladar a la persona afectada a un centro médico. 

En cualquier caso es fundamental: rehidratar a la persona, administrar la insulina necesaria, corregir los desajustes metabólicos, identificar los factores que han provocado la cetoacidosis diabética y tratarlos. 

Existe también la posibilidad de aparición de cetosis sin que exista hiperglucemia. Esto suele ocurrir en situaciones de ayuno prolongado, ejercicio físico excesivo, vómitos, diarreas, infecciones, etc. En estos casos, lo que se requiere es un aporte de hidratos de carbono y líquidos, y evitar el ejercicio físico hasta que desaparezca la cetosis.

Y al igual que decíamos la semana pasada las cosas que podemos hacer para evitar esta peligrosa situación son las siguientes

  • No dejar la medicación prescrita ni hacer variaciones sin hablar con el médico.
  • Intentar llevar bien la dieta controlando la ingesta de hidratos de carbono.
  • Mantenerse en “normoglucemia” según los objetivos individuales pautados con tu equipo terapéutico.
  • Detectar situaciones de riesgo para así  ayudar a prevenir la aparición de complicaciones agudas.
  • Si te haces autocontroles de glucemia incrementar éstos en situaciones de enfermedad aguda o fiebre.
  • Si se está enfermo por algún motivo estar más pendiente de los síntomas de nueva aparición.
  • Aprendiendo sobre este tema y otros relacionados con la diabetes.
  • Y por supuesto consultar con tus profesionales de referencia ante la menos duda o sospecha.

Y tú ¿Qué opinas? Me encantará saberlo. Escríbelo más abajo o en hablamosdediabetestipo2@gmail.com.

Muchos saludos.

Seguimos hablando de hiperglucemia

Hay una complicación grave e importante de la hiperglucemia que se llama “estado hiperosmolar hiperglucemico” que está producido por un aumento del azúcar en sangre de forma importante y relativamente rápida.

Es una complicación urgente que conviene conocer para pedir ayuda médica enseguida.

Ocurre de forma más frecuente en personas con diabetes tipo2 después de un periodo de glucemia elevada  y que además tienen alguna otra enfermedad, por ejemplo infecciones (neumonías, infecciones urinarias…) con o sin fiebre, aunque también puede estar relacionado con algún medicamento (o producto de herbolario) que se haya empezado a tomar, incluso alguna cirugía u otro tipo de enfermedades. 

También se produce por dejar de tomar la medicación prescrita  para la diabetes, o por olvidarse de la dieta.

Imaginad que las células, debido a la infección o a cualquiera de los otros motivos que hemos hablado, necesitan más combustible (glucosa) para hacer frente al sobreesfuerzo. Como la glucosa no puede entrar en las células por la falta de insulina o por la ineficacia de ésta, estas células no paran de pedir. Y el organismo no para de mandar glucosa de los depósitos hacia la sangre para atender a las demandas. Esto hace que cada vez la glucosa en sangre sea más elevada. Porque a pesar de haber glucosa en sangre no penetra en las células. A la vez, al cuerpo le disgusta el exceso de azúcar de la sangre e intenta diluirlo mediante la sed y cogiendo todo el líquido disponible de cada rincón del cuerpo, pero como el azúcar no deja de subir, no llega a diluirlo nunca a cifras suficientes. Y se produce la deshidratación. Y los problemas.

No se presenta de forma brusca sino que puede ir de forma progresiva de días a semanas. En ocasiones se pueden presentar los síntomas clásicos del aumento de la glucemia, de la sed y de la cantidad de orina y frecuencia de las micciones y a veces también del apetito.

Se pueden observar también signos de deshidratación (piel seca, hundimiento de los ojos.) aunque la persona esté bebiendo líquidos.

Después, poco a poco puede aparecer un ritmo rápido en el corazón, o una respiración acelerada y poco profunda, mareo, confusión, desorientación, incluso se puede llegar a la pérdida de conciencia.

En cuanto se sospeche, hay que acudir al médico porque es una situación grave.

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¿Cómo se puede prevenir?

  • No dejar la medicación prescrita ni hacer variaciones sin hablar con el médico. 
  • Intentar llevar bien la dieta controlando la ingesta de hidratos de carbono.
  • Mantenerse en “normoglucemia” según los objetivos individuales pautados con su equipo terapéutico.
  • Detectar situaciones de riesgo para así ayudar a prevenir la aparición de complicaciones agudas.
  • Si haces autocontroles de glucemia, incrementar éstos en situaciones de enfermedad aguda o fiebre.
  • Si se está enfermo por algún motivo estar más pendiente de los síntomas de nueva aparición.
  • Aprender sobre este tema y otros relacionados con la diabetes.
  • Y por supuesto consultar con sus profesionales de referencia ante la menor duda o sospecha.

Y tú ¿Qué opinas? Me encantará saberlo. Escríbelo más abajo o en hablamosdediabetestipo2@gmail.com.

Muchos saludos.

Hiperglucemia

La definición de la diabetes es la de aquella enfermedad cuya característica principal es una glucemia elevada, así que puede parecer que diabetes y glucemia alta son lo mismo. 

En realidad la diabetes aparece por una deficitaria utilización de la glucemia en sangre que normalmente se presenta como hiperglucemia pero también pueden darse bajadas del azúcar, como hemos visto las dos semanas anteriores 

Después de haber hablado de las hipoglucemias a alguien le puede parecer que si las hipoglucemias pueden ser tan temibles, es mejor “vivir” con los niveles de azúcar altos para no caer en el riesgo de una bajada. Pero no es así. También los niveles de azúcar por encima de los objetivos de control tiene sus complicaciones, a corto, medio y largo plazo. (os recomiendo leer el articulo siguiente del blog «reflexiones de un jedi azucarado» https://www.jediazucarado.com/miedo-hipoglucemia-hiperglucemia)

Hoy y las siguientes semanas vamos a hablar de la hiperglucemia y de sus efectos.

Las personas con diabetes pueden presentar hiperglucemias por múltiples causas. Generalmente están debidos a un aumento de la ingesta de hidratos de carbono, bien de forma transitoria o de forma continuada, un insuficiente nivel de ejercicio físico o un inadecuado tratamiento. Pero también pueden deberse a otras causas entre las que destacan las enfermedades infecciosas (por ejemplo una infección de orina) o alguna medicación (por ejemplo corticoides) tomada por otros motivos.

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Las causas más frecuentes son

  1. Saltarse una dosis de la medicación o haberse administrado una cantidad insuficiente de insulina.
  2. Haber ingerido más hidratos de carbono de los recomendados en la dieta o de los que la medicación puede asimilar.
  3. Realizar menos actividad física de la habitual.
  4. Haber tratado en exceso una hipoglucemia.
  5. Tener estrés o una enfermedad infecciosa.

La hiperglucemia puede ser de instauración brusca, en pocas horas o días, generalmente se pasa de cifras normales a cifras altas o muy altas y puede dar lugar a lo que llamamos “complicaciones agudas de la hiperglucemia” (hablaremos de ellas la semana que viene).

También la hiperglucemia puede ser mantenida en el tiempo, con cifras menos elevadas aunque siempre por encima de niveles adecuados, y dar menos sintomas o menos intensos, pero también lleva aparejadas complicaciones que son las que llamamos “complicaciones crónicas de la diabetes” (hablaremos de ellas en semanas sucesivas).

Cada persona puede notar los síntomas de la hiperglucemia de una manera, porque además depende mucho del nivel de la glucemia en sangre, además de otros parámetros, pero muchas veces se notan los siguientes:

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  • aumento de la sed, 
  • se orina más y con mayor frecuencia, 
  • aumento del apetito,
  • olor a acetona en el aliento,
  • cansancio, 
  • pérdida de peso, 
  • visión borrosa, 
  • sequedad en labios y mucosas, 
  • náuseas y vómitos… 

Estos síntomas nos indican que hay que acudir a consultar. Si tenemos un medidor de glucemia puede hacerse una determinación para comprobar la cifra. También puede ser necesario determinar la aparición de cetonas. Cuanto más intensos sean los síntomas más rápido habrá que hacer la consulta.

Cuando se instaura una descompensación diabética aparecen nauseas y vómitos, el hambre es sustituido por inapetencia y empeora la fatiga. El olor a acetona es perceptible en la orina y en el vómito.

Es una situación que requiere atención médica urgente. No hay que abandonar la medicación antidiabética, a pesar del vómito.

Si se presentan palpitaciones, respiración agitada y somnolencia, será necesario acudir de forma inmediata a urgencias o llamar a emergencias, pues puede tratarse de una complicación grave.

El tratamiento de las hiperglucemias dependerá de qué es lo que las haya causado. Si se producen de forma habitual será necesario realizar un cambio en la pauta de la medicación, la dieta o la cantidad de actividad física realizada.

Ante un aumento puntual del nivel de glucosa en sangre, las medidas a tomar dependerán de la duración y la gravedad de los síntomas así como también de la causa que la haya producido. 

Consulta con el médico sobre cómo manejar el nivel de azúcar en sangre y aprende cómo los distintos tratamientos pueden ayudarte a mantener los niveles de glucosa dentro del rango objetivo. Pueden ser eficaces los siguientes tratamientos:

  • Realizar actividad física. 
  • Toma los medicamentos como te lo hayan indicado.
  • Respeta tu plan de alimentación para la diabetes. 
  • Controla tu nivel de azúcar en sangre. 
  • Ajusta tus dosis de insulina para controlar la hiperglicemia. 

Si los síntomas son muy  intensos o de rápida aparición y se dan las situaciones arriba comentadas, el tratamiento deberá ser en un servicio médico.

Ante cualquier duda habla con tu equipo de profesionales. Ellos te explicarán claramente lo que hacer y cuándo hacerlo.

Como conclusión diría que una de las formas de evitar las alteraciones en la cifra de azúcar en sangre es cuidar la alimentación, la actividad física, cumplir el tratamiento, aprender mucho sobre diabetes y acudir a tus profesionales de referencia cuando sea preciso. Puede haber otros factores que escapen a nuestro control, pero es conveniente actuar sobre los que sí podemos manejar.

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Muchos saludos.

¿Cómo se diagnostica la diabetes?

Después del paréntesis navideño, vuelvo a estar con vosotros con energias renovadas. Espero que hayáis pasado unos días agradables y que os hayáis tratado bien durante estas fiestas.

Vamos a ver en ésta y en las entradas siguientes una serie de cuestiones relacionadas con las cifras: criterios de diagnóstico de diabetes y cifras de normoglucemia, hiperglucemia e hipoglucemia. También hablaremos más en profundidad de las hiper e hipoglucemias.

Con frecuencia me preguntan en la consulta cuáles son las cifras “normales” de glucosa en sangre.

Estas cifras varían si ya hay un diagnóstico de diabetes o no. Quiero decir que las personas que no tiene diabetes tienen cifras por debajo de éstas que más abajo os comento,  pero cuando se tiene ya el diagnostico las cifras “normales” o mejor, los llamados “objetivos de control” se ajustan individualmente.

Lo primero que quiero decir es que el diagnóstico de diabetes, como de cualquier otra enfermedad, debe estar hecho por un médico.

Cuando la glucosa está alta en sangre, es frecuente que se produzcan una serie de síntomas que son muy característicos de este problema, y que pueden alertarnos ante la posibilidad de que la diabetes esté presente.

Son los siguientes:

  • Necesidad de orinar con mucha frecuencia, también llamada poliuria.
  • Tener mucha sed: polidipsia.
  • Tener mucha hambre: polifagia.
  • También suele aparecer debilidadpérdida de peso y molestias digestivas.

No obstante, la diabetes mellitus tipo 2 puede no presentar síntomas durante años y diagnosticarse por un análisis de forma casual. Para confirmar el diagnóstico se deberán realizar analíticas de sangre.

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Existen actualmente cuatro formas de diagnosticar la diabetes mellitus mediante analítica de sangre: 

  • La aparición de síntomas descritos antes y una analítica con niveles de glucosa iguales o mayores a 200 mg/dl.
  • Una analítica en ayunas de al menos ocho horas antes de la extracción que detecta niveles de glucosa en sangre iguales o superiores a 126 mg/dl.
  • Realizando un test de sobrecarga oral, consistente en tomar 75 g de glucosa diluida en agua y permanecer en reposo durante las dos horas siguientes. A continuación, se miden las cifras de glucosa y se comparan con las tomadas antes de la prueba. Unas cifras iguales o superiores a 200 mg/dl confirmarían el diagnóstico de diabetes.
  • Mediante una analítica especial que nos dice cómo han estado los niveles de glucosa en la sangre en los últimos 3 meses que se llama Hemoglobina glicosilada, y que si es igual o superior a 6,5% el diagnóstico de diabetes está establecido.

Si vuestro médico sospecha que podéis tener diabetes, seguramente os pedirá una de estas cuatro pruebas, que le servirá para decidir.

En semanas siguientes seguiremos hablando de cifras.

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