Los pies en casa

Ya hemos visto en anteriores entradas la importancia de cuidar los pies en las personas con diabetes y cómo se exploran éstos en la consulta.

En esta entrada veremos cómo se cuidan los pies en casa para ayudar a prevenir las heridas y úlceras de las que hemos estado hablando.

Hay que lavar los pies a diario con un jabón suave y agua templada, sin mantenerlos en remojo más de cinco minutos. Después secarlos cuidadosamente, sobre todo entre los dedos.

Después revisar los pies en busca de alguna herida,  rozadura, ampolla o cualquier otra anomalía para poderla detectar pronto y asimismo poner remedio de forma inmediata. Es aconsejable comunicarlo al equipo  que habitualmente atiende su diabetes.

Es conveniente aplicar crema hidratante, con especial atención al talón pero no entre los dedos.

Para arreglar la uñas es recomendable usar tijeras romas o limas de cartón, no usar tijeras de punta ni corta uñas u otros instrumentos cortantes. Dejar las uñas rectas suavizando ligeramente las esquinas, y como un milímetro por encima del pulpejo.

No se deben tratar las durezas, ni usar callicidas. En caso de tener problemas de este tipo es necesario acudir a un podólogo.

No caminar descalzo para evitar lesiones inadvertidas, tampoco es adecuado usar bolsas de agua caliente u otros métodos de calor directo para calentar los pies. Es preferible usar calcetines. Estos serán de fibras naturales, cómodos y que no aprieten y sin costuras. Las ligas o elásticos empeoran la circulación, con lo cual es mejor no usarlos.

Los zapatos deben ser cómodos ni demasiado apretados ni demasiado flojos, mejor con cordones, adaptados a los pies, de material transpirable, ligero y flexible, cuero o lona, y es aconsejable comprarlos por las tardes y usarlos al principio de forma progresiva.

Y por supuesto mantener la glucemia en cifras adecuadas, que será la mejor forma de prevenir cualquier trastorno.

Os dejo un vídeo del «Aula de Pacientes» del SACYL en el que se explican las cosas que hemos estado viendo estas últimas semanas.

Y tú ¿Qué opinas? Me encantará saberlo. Escríbelo más abajo o en hablamosdediabetestipo2@gmail.com.

Muchos saludos.

El pie en la consulta

Las personas con diabetes deben tener un especial cuidado con sus pies, porque lo que llamamos “el pie diabético” es una afección frecuente y potencialmente grave. Según algún estudio, un 15% de los pacientes diabéticos desarrollará a lo largo de su vida problemas en sus pies, que afectan con mayor frecuencia a la población de 45-65 años. Los signos y síntomas clínicos que configuran el pie diabético tienen una prevalencia entre el 8 y el 13%. Las complicaciones son variadas y van desde la aparición de úlceras hasta la gangrena y amputación, lo que nos da una medida de su importancia.

En las consultas de control es necesario hacer periódicamente una valoración del pie, para identificar el riesgo de aparición de problemas.

Lo primero que se verá en la consulta es el estado de higiene del pie, y asimismo la forma en que las uñas están cortadas, si se pueden haber provocado lesiones al cortarlas de forma no adecuada.
Se observará el aspecto de la piel, si hay callosidades o durezas, la existencia o no de vello o de sudoración, que nos puede informar si hay lesiones nerviosas o vasculares. También si se ven deformidades óseas que pudieran ser la causa de roces o aparición de heridas, como por ejemplo los juanetes.

Por supuesto también nos fijaremos si ya hay ulceras o heridas y su aspecto, ya que eso es un pie diabético.

Después se hace una exploración neurológica en la que se investiga la sensibilidad vibratoria, (su pérdida suele ser precoz), mediante un diapasón. Éste se pondrá en diferentes partes del pie y se preguntará a la persona si nota la vibración y por cuánto tiempo. También la sensibilidad dolorosa o presora que es de aparición más tardía. Ésta se realiza generalmente con algo que se llama “monofilamento” que es un instrumento exploratorio como un “palito” flexible que por sus características de diseño ejerce una presión siempre constante. También se explorará la sensibilidad térmica con un tubo o cilindro caliente y frío.


Seguidamente se realizará la exploración vascular o del estado de las arterias y venas que irrigan el pie. Se buscarán los pulsos en el pie y la pierna y se puede hacer también una exploración que es el “índice tobillo-brazo” que es una prueba que relaciona la presión arterial sistólica del tobillo y del brazo.

Por supuesto hay pruebas más complejas tanto a nivel neurológico como vascular que se pueden realizar pero estas exploraciones dan suficiente información para poder identificar la salud del pie y el riesgo que tiene de evolucionar hacia el pie diabético.

Dependiendo de los resultados, el profesional tomará las decisiones de explorar con más o menos frecuencia o indicar alguna medida de cuidado del pie, incluso derivar a la persona con diabetes a algún otro profesional que le pueda ayudar u orientar, por ejemplo un podólogo, un cirujano vascular o un neurólogo.

A esto se le añadirán en la consulta las medidas de prevención que nosotros veremos en una entrada futura.

Y tú ¿Qué opinas? Me encantará saberlo. Escríbelo más abajo o en hablamosdediabetestipo2@gmail.com.

Muchos saludos.

Qué pasa con los pies

Estas semanas siguientes vamos a hablar de un problema que a veces en verano nos trae de cabeza: los pies. El paso del calzado de invierno al de verano, el uso de sandalias, el caminar más a menudo descalzos en la playa o en el campo… en ocasiones nos trae consigo la aparición de ampollas rozaduras o incluso úlceras.

Aunque no es un problema exclusivo del verano, ya que también calzado estrecho, modelos muy rígidos o existencia de costuras o adornos pueden producirnos esos problemas incluso en invierno.

Tener una rozadura o ampolla en el pie es molesto, además de ser una posible puerta de entrada a las bacterias y poderse producir una infección. Cuando además se asocia a diabetes el problema puede agravarse.

En las entradas de febrero y marzo hablábamos de las complicaciones de la hiperglucemia y comentábamos una entidad que se llama “pie diabético”

¿Qué es el pie diabético?

El pie diabético es una complicación derivada del daño prolongado a los nervios periféricos y a los pequeños vasos del pie por la hiperglucemia mantenida o por la evolución de la diabetes. 

No todas las personas con diabetes presentan un “pie diabético”.

Hay personas con diabetes y pies sanos. También hay un estado previo al pie diabético que llamamos pie diabético de riesgo, que es aquel en que ya aparecen signos que indican que debemos mantener una atención y cuidado especial si no queremos que evolucione hacia el pie diabético.

Cuando los nervios que llegan hasta el pie están afectados por la diabetes, se produce lo que llamamos la neuropatía periférica, que en la práctica se puede traducir en varias cosas. Una de ellas es la disminución de la sensibilidad. Así puede suceder que si llevamos un zapato que nos roce, la aparición de dolor nos avisa de que algo malo está pasando. Pero si nuestras terminaciones nerviosas están dañadas y no informan a nuestro cerebro que nuestras preciosas sandalias nuevas nos están haciendo daño, no nos daremos cuenta del problema hasta que tengamos una herida que sangre, o que sea tan importante que la veamos. También lleva aparejada una disminución de la musculatura del pie apareciendo deformidades o prominencias óseas.

Asimismo la alteración de la circulación produce entre otras cosas un menor aporte de oxígeno y nutrientes al pie.

Esto facilita que aparezcan lesiones ulceradas, especialmente entre los dedos, en las uñas o el talón. Cuando esto aparece es cuando decimos que hay un pie diabético.

En siguientes entradas hablaremos de cómo prevenir el pie diabético, las exploraciones que se realizan y los cuidados de los pies.