El pie en la consulta

Las personas con diabetes deben tener un especial cuidado con sus pies, porque lo que llamamos “el pie diabético” es una afección frecuente y potencialmente grave. Según algún estudio, un 15% de los pacientes diabéticos desarrollará a lo largo de su vida problemas en sus pies, que afectan con mayor frecuencia a la población de 45-65 años. Los signos y síntomas clínicos que configuran el pie diabético tienen una prevalencia entre el 8 y el 13%. Las complicaciones son variadas y van desde la aparición de úlceras hasta la gangrena y amputación, lo que nos da una medida de su importancia.

En las consultas de control es necesario hacer periódicamente una valoración del pie, para identificar el riesgo de aparición de problemas.

Lo primero que se verá en la consulta es el estado de higiene del pie, y asimismo la forma en que las uñas están cortadas, si se pueden haber provocado lesiones al cortarlas de forma no adecuada.
Se observará el aspecto de la piel, si hay callosidades o durezas, la existencia o no de vello o de sudoración, que nos puede informar si hay lesiones nerviosas o vasculares. También si se ven deformidades óseas que pudieran ser la causa de roces o aparición de heridas, como por ejemplo los juanetes.

Por supuesto también nos fijaremos si ya hay ulceras o heridas y su aspecto, ya que eso es un pie diabético.

Después se hace una exploración neurológica en la que se investiga la sensibilidad vibratoria, (su pérdida suele ser precoz), mediante un diapasón. Éste se pondrá en diferentes partes del pie y se preguntará a la persona si nota la vibración y por cuánto tiempo. También la sensibilidad dolorosa o presora que es de aparición más tardía. Ésta se realiza generalmente con algo que se llama “monofilamento” que es un instrumento exploratorio como un “palito” flexible que por sus características de diseño ejerce una presión siempre constante. También se explorará la sensibilidad térmica con un tubo o cilindro caliente y frío.


Seguidamente se realizará la exploración vascular o del estado de las arterias y venas que irrigan el pie. Se buscarán los pulsos en el pie y la pierna y se puede hacer también una exploración que es el “índice tobillo-brazo” que es una prueba que relaciona la presión arterial sistólica del tobillo y del brazo.

Por supuesto hay pruebas más complejas tanto a nivel neurológico como vascular que se pueden realizar pero estas exploraciones dan suficiente información para poder identificar la salud del pie y el riesgo que tiene de evolucionar hacia el pie diabético.

Dependiendo de los resultados, el profesional tomará las decisiones de explorar con más o menos frecuencia o indicar alguna medida de cuidado del pie, incluso derivar a la persona con diabetes a algún otro profesional que le pueda ayudar u orientar, por ejemplo un podólogo, un cirujano vascular o un neurólogo.

A esto se le añadirán en la consulta las medidas de prevención que nosotros veremos en una entrada futura.

Y tú ¿Qué opinas? Me encantará saberlo. Escríbelo más abajo o en hablamosdediabetestipo2@gmail.com.

Muchos saludos.

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